La
era empresarial de mantener jefes manipuladores e impulsivos que confundían la
empresa con un campo de batalla, está cada vez más cerca de desaparecer. La
nueva generación ejecutiva requiere un estilo superior de liderazgo que no
radique en el sometimiento de sus colaboradores sino más bien en el poder de la
persuasión y sentido de pertenencia.
La constante profesionalización (especialización en tareas específicas) ha provocado que la productividad laboral requiera una mayor coordinación entre las distintas áreas, unidades, divisiones o departamentos, donde los esfuerzos individuales buscan sinergizar para lograr resultados extraordinarios.
Por esa
razón, es necesario que el líder, fomente espacios emocionales que mejoren las
relaciones interpersonales, favoreciendo un ambiente tolerante, no
discriminatorio y que potencie principalmente la creatividad colectiva y
resolución de conflictos. Buscamos estar conscientes del cambio que nos conduce
hacia un modelo empresarial más descentralizado, donde los principales actores tendrán
un papel cada vez más importante en la toma de decisiones.
Horacio
Cortese, Master Coach de la asociación Argentina de Profesionales de Coaching,
señala que un espacio emocional se logra cuando los colaboradores comparten y
comprenden la información relevante de las actividades asignadas, elaboran sus
propios objetivos y planes de acción y, son personas altamente proactivas o llamadas
también como, “jugadores de acción”. Cortese, en su artículo “Mejora la efectividad de tu equipo”,
hace referencia a la importancia de desarrollar diversas competencias similares
a las de un Coach de equipos, entre las cuales destacamos: escucha activa,
identificación de coincidencias y discrepancias entre los comentarios de los
miembros, comprensión de las múltiples perspectivas, análisis y síntesis de los
asuntos tratados, diagnóstico e intervención ante conductas efectivas e
inefectivas, provisión de retroalimentación (evitando generar reacciones
defensivas), aceptación de retroalimentación, monitoreo y cambio de su propia
conducta mientras trabaja con el grupo, desarrollo de confianza con todo el
grupo, provisión de apoyo y, fundamentalmente, paciencia.
Un
proceso de Coaching ejecutivo a su vez, permite acompañar a los líderes en la
identificación de la esencia y dinámica característica de los equipos que
coexisten en las organizaciones con la finalidad de mejorar esencialmente, la
continuidad de su interdependencia de manera interna y la satisfacción de los
clientes externos, producto de la transformación de origen.
En
definitiva, un espacio emocional busca desarrollar competencias, entendiéndose éstas como: “la capacidad de movilizar adecuadamente
el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias
para realizar actividades diversas con un cierto grado de calidad y eficacia”.
(Bisquerra & Pérez, 2007).
Recuerda que a nadie le gusta trabajar con líderes irritables, dominantes o fríos, por otra parte, aquellos que mantienen un liderazgo optimista, entusiasta y comunicativo suelen mantenerse más tiempo con sus equipos de trabajo y con mayores probabilidades de éxito.
Referencias:
- Bisquerra, R., y Pérez, N. (2007). Las competencias emocionales. Educación XXI, 10, 61-82
- Global Coaching Magazine (octubre del 2014). Mejora la efectividad de tu equipo. Recuperado el 09 de diciembre de 2016, de http://nexiconsultores.com.ar/nueva/wp-content/uploads/2014/10/Coaching-de-Equipos.-Global-Coaching-Magazine.-Octubre-2014.pdf
- Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Barcelona: Kairós